Si entendiera el por qué de las cosas no estaría replanteandome nada en este momento, si vengo, escribo, y de alguna forma comento lo que pasa a mi alrededor es porque en el fondo presiento que algo no va bien, o simplemente todo esta demasiado calmo. ¿Soy yo? O de repente todo es tan perfecto que ya no hay razones para quejarse, si me atreviera a quejarme sería desafiar a la vida que por ahora parece decirme "disfruta", o algo parecido. No es posible, no encuentro en mi cabeza la forma para decirme que eso es correcto, y ¿mentirme? (como decía aquel cuervo:) "Nunca más". Siempre supe que mi camino consistía en ir a contracorriente, dejar que las palabras y los hechos sean como están destinados a ser, y no hacerme problemas (aunque lo último lo omito todo el tiempo). Aquellas preguntas que había contestado se vuelven a plantear en mi garganta y dejarlas salir tal vez no sea lo mejor, pero no sé hasta qué punto mantenerlas calladas pueda ser saludable, sobre todo cuando no hay mas nada que, de alguna forma, me altere. Puede que aquel día me haya equivocado, como lo hice hoy, como lo hice ayer, pero eso no puede, de ninguna forma, decirme que hoy estoy equivocada, porque (por mas que dude) sé que todo va a resultar de la manera que tenga que ser. Y que eso sea entonces, que la mañana me despierte con la sonrisa que quiero (y debo) tener, que mi mente me permita disfrutar de lo que tengo y de lo que no, sin pedirle a nadie nada.